Los grifos termostáticos son uno de los más recomendados para la bañera o la ducha. Son grifos que poseen dos mandos. Con uno de ellos se regula el caudal de agua que queremos, y con el otro la temperatura a la que la deseamos. Una vez seleccionados los grados y el caudal de agua abrimos el grifo y éste permite mantener la temperatura de manera constante, aunque se abran otros grifos en la vivienda.
Con los grifos termostáticos casi todo son ventajas. Por un lado resultan muy cómodos de utilizar, pero entre sus beneficios también se encuentra el ahorro de agua, ya que no la dejamos correr hasta alcanzar la temperatura deseada, y también se produce un ahorro de energía, ya que la caldera tarda menos en calentar el agua.
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Existen muchos modelos de grifos termostáticos, pero los de mayor calidad permiten alcanzar la temperatura que queremos más rápidamente. De igual manera, estos grifos compensan mucho más rápido el cambio de presión que se produce cuando abrimos otros grifos de la casa, lo que contribuirá a un mayor ahorro de agua. Si, además, queremos que nuestro ahorro sea aún más óptimo, podemos colocar un reductor de caudal, que es una de las prestaciones adicionales con la que cuentan estos equipos. En otros equipos más modernos, el mando del caudal ya viene con un tope incorporado para poder ahorrar agua.
Normalmente, los grifos termostáticos tienen un sistema que bloquea la temperatura a 38 grados centígrados. Para desbloquear esta temperatura hay que apretar un botón. Este sistema de seguridad está pensado para evitar quemaduras, especialmente si hay niños pequeños en el hogar. Por otra parte, el cuerpo del grifo permanece siempre frío, lo que constituye una ventaja por el mismo motivo.
Lo ideal es no estar tocando constantemente el mando de la temperatura. Se puede fijar a 38º C, o a unos grados menos si no nos gusta tan caliente, y dejarlo en esa posición permanentemente. Sólo tendremos que abrir el grifo y al poco tiempo el agua saldrá en la temperatura deseada y se mantendrá constante durante toda nuestra ducha o baño.
Instalación del grifo termoestático
Para instalar un grifo termostático, lo primero que debemos hacer es comprobar que el kit viene con todos los componentes: embellecedores, juntas con filtro y racores excéntricos, que sólo utilizaremos si teníamos otro grifo anteriormente. En cuanto a herramientas, nos serán necesarias tan sólo una llave inglesa grande y una llave ajustable.
Suponiendo que tengamos un grifo antiguo, lo primero que hay que hacer es quitarlo. Para ello cerraremos la entrada de agua a la casa a través de la llave de corte, que suele estar en la cocina o en el contador. Después, abriremos el grifo de la ducha para eliminar toda la presión.
- Con la llave ajustable procedemos a soltar la manguera de la alcachofa, teniendo cuidado para no perder la junta de la manguera, que nos hará falta posteriormente.
- Con la llave inglesa soltamos las tuercas del grifo de los racores y a continuación quitamos los embellecedores, desenroscándolos de los racores. Si no están en mal estado, podemos dejarlos. Pero si los vemos algo viejos procederemos a enroscar los nuevos.
En cuanto al proceso de instalación, primero presentaremos el grifo en los racores. De esta manera nos aseguramos que todo está correcto, aunque debería ser así, ya que la medida entre los tubos del agua es estándar a 150 mm.
Hay que tener en cuenta que la entrada de agua caliente está indicada con el color rojo y la fría con azul. En cualquier caso, la posición del grifo sólo puede ser una: la que posea la salida del agua hacia abajo. Todos los modelos tienen una salida flexible para la ducha, pero la salida para la bañera es opcional.
Colocamos las juntas en las dos entradas del grifo y enroscamos, ayudándonos de la llave inglesa, las tuercas a los racores, con cuidado de no perder ni pellizcar las juntas. No es necesario apretar las tuercas demasiado, como tampoco es necesario apretar mucho cuando procedemos a enroscar la manguera de la alcachofa con la llave ajustable.
Antes de finalizar el proceso es necesario abrir la entrada de agua y posteriormente el grifo. De esta manera comprobaremos si existe alguna fuga en los racores del grifo. Si observamos alguna, lo que hay que hacer es apretar la tuerca correspondiente, hasta que veamos que la fuga desaparece.
También hay otros modelos de grifos
Aparte de los grifos termoestáticos también existen otros grifos especiales, como los temporizados, que son grifos con un pulsador que mantiene abierto el caudal de agua durante un tiempo determinado. Son los grifos que se ven en algunos espacios públicos, como los centros comerciales o algunos restaurantes. Su uso permite ahorrar agua y algún otro inconveniente, como una inundación por olvido de cerrar el grifo.
Otros grifos también muy utilizados, pero especialmente en espacios públicos, son los infrarrojos, que se abren cuando detectan las manos. Este tipo los observamos, principalmente, en aeropuertos y hoteles, aunque cada vez más lugares públicos los están instalando porque son los más higiénicos.
Otros grifos especiales son los de baterías, que tienen dos manetas, una para el agua fría y otra para el agua caliente. Cada vez son menos utilizados, pero en determinados ambientes de estilo vintage se suelen usar, ya que recuerdan a los de otras épocas.
Por último, existen los grifos con mango extraíble, que se suelen utilizar en las cocinas y en los baños de algunos países extranjeros.
Mantenimiento del grifo
En cuanto al mantenimiento y limpieza de cualquier grifo, entre ellos los termostáticos, se recomienda pasar una bayeta suave ligeramente enjabonada sobre su superficie, especialmente si ésta es cromada, lacada o dorada. Este es una excelente fórmula no sólo para mantener el grifo limpio, sino también para darle brillo. Para aclararlo, lo único que hay que hacer es enjuagar con agua y después, para que quede reluciente lo mejor es pasarle un paño seco.
En cualquier caso, lo que hay que evitar, cualquiera que sea el material en el que esté fabricado el grifo, son los productos de limpieza abrasivos y los disolventes, así como el vinagre, ya que sólo contribuiremos a deteriorar su superficie. Por otra parte, para evitar los restos de cal lo mejor es pasarle un paño seco después de cada uso. Y para quitar posibles manchas de óxido o de moho, un buen método es frotar con lana de acero, pero la del nivel 000, que es la más fina del mercado. Si lo hacemos con un estropajo, lo que haremos será arañar la superficie del grifo.
En caso de que observemos que la salida del agua está obstruida, lo que debemos hacer es desenroscar la boquilla de salida y comprobar que no hay nada que impida la libre circulación de agua. Si encontramos algún resto o partícula, pasaremos a dejar la boquilla sumergida en vinagre o bien en un producto antical específico. Lo mejor es tenerlo así 12 horas y luego volver a colocarlo, y probar de nuevo. Si el problema no se ha solucionado, lo mejor es llamar a un fontanero que pueda explicarnos qué es lo que le pasa al grifo y aportarnos alguna solución.
Como reglas generales a la hora de elegir un grifo es decantarse, sobre todo, por los modelos funcionales que mejor se adapten a nuestras necesidades, si bien es cierto que con la multitud de modelos existentes también podremos elegir aquel que mejor combina con el diseño de nuestro baño.
Si queremos sustituir nuestro antiguo grifo por un nuevo modelo de grifo termostático, o bien instalar uno en nuestra nueva vivienda, pero no queremos gastar un tiempo innecesario o no estamos seguro de realizar un trabajo de calidad con las máximas garantías, lo mejor es llamar a uno de los técnicos de Reparaciones Alicante, que le pueden dar el mejor servicio y a la máxima celeridad.